La insolidaridad siempre encuentra pretextos

La mediterránea derrama de náufragos y de refugiados. Huyen del hambre y de las guerras. Hay muertos cada semana. La UE plantea cuotas de acogida a los estados miembros. Sólo 20.000 en total. Pero algunos países, entre ellos España, se han apresurado a poner inconvenientes de todo tipo. La insolidaridad siempre encuentra pretextos para justificarse.

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 La Comisión Europea ha propuesto activar un sistema temporal de cuotas para distribuir entre los estados comunitarios los demandantes de asilo que ya son a la UE, así como un mecanismo para absorber 20.000 refugiados de países terceros dentro de su nueva estrategia sobre inmigración.

Las dos medidas, que la Comisión Europea detallará a finales de mes, estarían regidas por un criterio de distribución que tendría en cuenta factores como la situación económica (el PIB y la tasa de desocupación), la población y los esfuerzos hechos previamente por los estados miembros. Según este criterio, España sería el cuarto país de la Unión Europea que más demandantes de asilo tendría que aceptar de los que ya se encuentran en territorio comunitario, después de Alemania, Francia e Italia, y el quinto en absorción de refugiados de terceros países (1.549 del total de 20.000 propuestos por la UE para el 2015 y el 2016).

Hasta hoy España no sólo ha quedado lejos del flujos de refugiados que provienen de las guerras fratricidas del Próximo Oriente, sino que también ha sido uno de los países más restrictivos a la hora de conceder las solicitudes de asilo que llegan a su territorio. Alemania y Suecia solas suman la mitad de los 185.000 demandantes que obtuvieron asilo en Europa en 2014.

A pesar de que 20.000 sea una cifra más que modesta, considerando las dimensiones de los dramas Sirio, Libio o Iraquí, países como España, Reino Unido, Hungría, Francia y Polonia se han apresurado a poner inconvenientes a la propuesta de la Comisión, con argumentos de todo tipo. Desde las entidades sociales tenemos que decir muy alto que la iniciativa de la UE de establecer cuotas para acoger refugiados y asilados no sólo es razonable, sino un imperativo moral.

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